SOMOS LIBRES Y SANTOS
Así es Dios. El Dios que nos ha revelado Jesús. El Dios a quien en comunidad le llamamos Padre. El Dios que nos hace posible vivir con la misma confianza con que los hijos viven o acuden a casa de sus padres.
El Dios que por esa cualidad paternal nos libera de tener que estar pensando en cumplir al pie de la letra los mandatos legales para poder tener acceso a su casa. Es el Dios que nos hace santos sin ser buenos.
Es el Dios para quien todos somos hijos necesitados más que profesionales de la obligación. Es el Dios del amor sin límites y, por eso, de la libertad más profunda y radical que pueda entenderse.
Liberado del miedo a ser juzgado con criterios legales de juez, inmerso en la confianza de saberse querido y justificado por un Dios Padre. De ahí que el evangelio proclame las consecuencias de felicidad que el seguidor de Jesús puede disfrutar ya ahora en la historia.
El cristiano se empeña en vivir la vida real, con sus problemas, penalidades, angustias y esperanzas, desde la nueva óptica que le ha transmitido Jesús.
Con la alegría interior de saberse querido, a pesar de todo. Con la libertad de saberse con futuro, Con la confianza de saberse justificado, Con la seguridad de un Padre que nunca va a renegar de sus hijos, a pesar de todo. a pesar de todo. a pesar de todo.
Y con la tarea de hacer un mundo que puede ser más humano, a pesar de todo. Texto: José Alegre Aragüés, DABAR,1 de Noviembre de 2007
Bendito seas, Señor Dios nuestro, por todos los santos y santas que a lo largo de los siglos han sabido corresponder a tu amor sin límites. Por todos ellos te damos gracias, porque con su ejemplo nos haces ver que la santidad -que es respuesta a tu llamada- no es fruto de nuestro esfuerzo sino acogida de tu don. Haznos dóciles a tu Espíritu para que haga crecer en nosotros esta semilla de vida que nos diste ya en el bautismo. Haznos dóciles a tu Espíritu, que es aliento y es fuente de vida: para que demos respuesta decidida a tu propuesta generosa de vida plena y de felicidad. Texto: Pere Codina
Juan, te adelantaste y nos esperas junto al Padre