Silencio, ¿dónde llevas tu cristal empañado de risas, de palabras y sollozos del árbol?
¿Quién cierra tus heridas cuando sobre los campos alguna vieja noria clava su lento dardo en tu cristal inmenso?
¿Dónde vas si al ocaso te hieren las campanas y quiebran tu remanso las bandadas de coplas y el gran rumor dorado que cae sobre los montes azules sollozando?
Donde posas tus manos, la espina de la risa o el caluroso hachazo de la pasión encuentras.
Vienes para decirnos en las noches oscuras la palabra infinita sin aliento y sin labios.
Taladrado de estrellas y maduro de música, ¿dónde llevas, silencio, tu dolor extrahumano,
Los ecos de los gritos que por siempre se fueron. El estruendo remoto del mar, momificado.
y acaba seriamente con la música eterna, la armonía sonora de luz, y mientras tanto,